“Sentimientos Ocultos”


Liza era una joven de 35 años de edad, muy simpática y coqueta y sabia utilizar esas poderosas armas contra el sexo opuesto, ella era delgada, pesaba tan solo 70 kilos y media 1,69 de alto, no era de un cuerpo perfecto de 90-60-90 pero si era un cuerpo envidiable por muchísimas mujeres, claro, para llegar a ese punto ella debía pasar muchas horas en el gym, en bailo-terapia, en caminatas y trotes de mínimo una hora, era muy exigente con su cuerpo, todo aunado a la cantidad de dinero que gastaba en ella como en: cremas, lociones, productos para el cabello y un sin fin de cosas que las mujeres hacen para verse como ella; su piel blanca y su cabello negro azabache, sobresalían entre la multitud y por supuesto a Liza le gustaba ser el centro de atención, ser la más popular, ser el tema de conversación de hombres y mujeres en todo su radio de acción. Y si en un primer instante no lo conseguía, ella, con su agraciada coquetería con los hombres, lo lograba, lo que llevaba a que se ganara el odio de casi todas las mujeres de su entorno.
Liza estaba casada con Guillermo un hombre tranquilo de 37 años de edad, de 1,75 de alto, su cuerpo no era para nada atlético, era delgado pero más por ser su contextura que por ejercicio o seguir alguna dieta, era muy estudioso, muchos lo conocían como el cerebrito o como el ratón de biblioteca o simplemente el idiota intelectual para quienes lo adversaban por culpa de Liza, aunque el ignorara totalmente ese asunto; ellos vivían en un conjunto residencial, habían tres torres y cada torre tenía 5 pisos y por cada piso habían dos apartamentos, ellos ocupaban el apartamento 4b de la torre N° 2, estaba bien ubicado porque desde su apartamento veía hacía la calle por lo que gozaban de disfrutar una vista espectacular, su apartamento era modesto pero muy cómodo, tenía tres cuartos, dos baños, una sala de estar y cocina-comedor, la decoración era moderna aunque casi todo el apartamento estaba atiborrado de libros por todas sus esquinas, a fin de cuentas vivían bien producto al empleo que tenía Guillermo como docente titular en una de las mejores universidades de la zona. Él era feliz, pero más feliz era cunado Liza salía de casa porque era su tiempo libre, libre de temas estúpidos, estériles y sin sentido que mantenía con su esposa, como que si su amiga se había comprado un jean de moda, que si el carro de su amigo lo pintaron, eran temas que él seguía más por educación y por poder hablar con su esposa, que por querer estar al tanto de semejantes estupideces, él se había refugiado en los libros, ese era su mundo, era su realidad, pero en el fondo como expresaba Liza a sus amistades, ellos eran felices.
La lista de pretendientes de Liza era larga, era una lista de hombres ansiosos por conquistarla que no dejaban pasar un instante sin estar enamorándola, y ella muy astuta le sabia sacar provecho a esa situación, así que cuando ella necesitaba algo, tan solo debía marcar a uno de los muchos contactos en su teléfono, el cual estaba segura que no se negarían, cuando necesitaba salir a comprar, cuando necesitaba ir al cine, a comer, o a tan solo ir a un centro comercial para distraerse con sus amigas, ahí estaba cualquier amigo disponible para lo que ella necesitara.
Un día Martha, una amiga de Liza, la invita a una fiesta, era el cumpleaños de su abuelita y se lo iban a celebrar a todo dar porque ya estaba algo “viejita”. Ya llegado el día de la fiesta, Liza y su esposo se apresuran a llegar a la fiesta para compartir un buen rato con sus amigos y con la “viejita” cumpleañera, Liza estaba impecable como siempre acostumbraba y como ya era rutina al llegar a la fiesta, hombres y mujeres fijaron sus miradas en ella, especialmente Mairon.
Mairon era un hombre de 34 años de edad, corpulento, media 1,88 de alto, de piel un tanto oscura, cabello negro ondulado pero fino, espalda ancha y vestía a la moda pero casi siempre con camisas o franelas ajustada para que le resaltaran los músculos de sus pectorales, él era amigo de Martha pero no conocía a Liza; hasta ese día de la fiesta Mairon no se había cruzado con ella, pero eso en vez de desanimar a Mairon lo alentó más a que fuera en la búsqueda de aquel monumento de mujer, él debía tenerla y buscaría las maneras para tener información de Liza y lograr coincidir con ella pero de manera muy disimulada para que ella pensara que solo fue por mera coincidencia.
Mientras tanto que Liza seguía su vida normal, su rutina de siempre, preocupándose por su cuerpo, por su apariencia, ser el centro de atención, Mairon como era astuto y sabia obtener información sobre las mujeres que le interesaban, se entera en cual gym entrenaba y toma la decisión de inscribirse y casualmente él también asistiría en el mismo horario que ella. Mientras Liza hacía los estiramientos respectivos para empezara a entrenar Mairon se le acerca,
— Hola, te recuerdas de mí? Nos conocimos en la fiesta de la abuela de Martha.
—Ah hola, si, nos conocimos de pasada pero sí, ya te recuerdo. Desde cuando entrenas aquí? No te había visto.
—Desde hace tiempo, solo que estaba en otro horario —obviamente no le diría la verdad.
Desde allí Mairon se preocupa por alimentar una bonita amistad, empiezan a entrenar juntos, las mismas rutinas, se ponen de acuerdo para realizar las caminatas juntos, tienen largas conversaciones por mensajes de texto, el plan de Mairon se estaba cumpliendo al pie de la letra y así iban pasando los días. Hasta que llegó el momento de sacar a Liza de ese entorno de entrenamiento, ya Mairon quería llevar su plan a otro nivel. Así que se organiza con un grupo de amigos y amigas para ir al cine y así poder invitarla. Ella muy tranquilamente acepto la invitación, sabía que Guillermo no se opondría.
Llegado el día, Mairon queda con Liza en ir a buscarla, se van al cine donde los esperaban los demás amigos, entran al cine, después a comer, hablaron, se rieron, fue una tarde muy agradable. Ya cuando Mairon iba camino a dejar a Liza, aprovechando que iban solos en su carro, le toca el tema sobre su relación, hasta ese momento él solo hablaba de ejercicios, de dietas y otras cosas muy superficiales con ella.
—Tu esposo tiene mucha confianza en ti no? Si fuera mi caso no te dejaría salir sola.
—Sí, él confía en mí, yo nunca le he fallado.
—Pero igual, hay muchos hombres que mueren con estar contigo.
—Que se mueran, yo estoy casada, felizmente casada.
—¿Felizmente?
—Sí, felizmente.
—Pero ustedes no salen juntos, no comparten, yo lo que noto y he escuchado es que ustedes muy poco se divierten.
—¿Has escuchado? Como así?
—Bueno he preguntado cosas de ti —responde sonriendo.
—Qué atrevido de tu parte.
—Pero es normal, desde que te vi en la fiesta de la abuelita de Martha me gustaste y si a uno le interesa algo uno va detrás de eso o ¿no?
—Bueno es verdad, pero igual debías preguntarme a mí directamente.
—Eso es lo que trato de hacer ahora y a propósito no me has respondido mi pregunta.
Liza lo mira, se sonríe y le responde.
—Será en otro momento porque ya voy llegando a casa.
Mairon estaciona el carro para que ella se baje, ya cuando ella se dispone a cerrar la puerta inmediatamente Mairon baja el vidrio y le dice,
—La conversación queda pendiente.
Liza, lo mira se sonríe y camina a la puerta principal del conjunto residencial.
Mairon al llegar a casa, le envía por mensaje de texto que ya ha llegado a su casa y la emplaza a seguir el tema, Liza se niega porque son temas que se tratan personalmente. Claro la intención de Liza era esquivar ese tema porque a nadie le interesaba su vida personal, pero para no incomodar a Mairon con una respuesta negativa prefiere ignorar el tema hasta llevarlo al olvido. Cuando Mairon y Liza se encontraron, todo fue normal, él ignoró por ese momento la conversación que tenían pendiente porque quería evaluar la conducta de ella hacia él. Mairon notaba que con el tiempo, la amistad y la confianza empezaba a crecer, y era exactamente lo que él quería.
Ésta vez quien toma la iniciativa para verse fuera del entorno de entrenamiento fue Liza, claro ella debía hacer unas diligencias y necesitaba un transporte, por lo tanto, vio en Mairon ese medio inmediato para resolver su pequeño problema. Obviamente le comento a su esposo que iba a aprovechar para hacer esas diligencias porque un amigo – no detallo quien era el amigo – se había ofrecido a llevarla, Guillermo sin ningún tipo de desconfianza estuvo de acuerdo.
Mairon se entusiasmó con ese pedido que le hizo Liza porque se estaba imaginando que ya estaba cediendo a sus encantos y que pronto sería de él. El día pautado para las diligencias fue algo muy corriente, Mairon como todo cazador estaba estudiando todos los movimientos de su presa, Liza por su lado para conseguir hacer todas sus diligencias y poder tener ese “transporte” disponible para cuando lo volviera a necesitar, en ocasiones coqueteaba utilizando como arma secreta una mirada sensual acompañada con una pequeña sonrisa picara.
Después de esa salida, Mairon se sentía muy seguro que ya había conquistado a Liza, pero algo inesperado terminó de convencerlo, llegado el fin de semana Liza salió a compartir con unas amigas y terminaron en una disco ya entrada la noche cuando ya se querían ir cada quien a su casa se percataron que su amigo, el “transporte” de turno, decidió irse sin avisar. Por lo que no quedaba de otra sino que buscar un “transporte” sustituto. Liza llamó a varios amigos pero sus teléfonos salían apagados, después de intentar uno y otro marcó el numero de teléfono de Mairon y efectivamente éste le contestó y sin dudarlo ni un minuto le resolvió el problema. Al salir camino a la Disco a recoger a Liza, Mairon se mira en el espejo retrovisor y con a una sonrisa dibujada en su rostro, como quien a obtenido la mejor noticia de su vida llega a una conclusión, Liza está buscando excusas para estar conmigo.
Mairon teniendo su conclusión decide pasar a la siguiente y ultima fase de su plan enamorar abiertamente a Liza.
Muy decididamente, después de un día de entrenamiento, la invita a salir para el fin de semana, ella le pregunta que cual era el motivo de la invitación y éste le responde que nada especial solo que quiere salir de la rutina. Liza en el momento no acepta porque tenía que ver si su esposo no tendría algo planificado – que muy poco lo hace – antes de aceptar cualquier invitación y quedan que ella al llegar a casa le daría una respuesta y afinarían los detalles de la salida.
Mairon muy ansioso no se despega de su teléfono celular, antes que el mensaje esperado llegó.
—Hola.
—Hola, Liza ¿ya le pediste permiso a tu esposo para salir conmigo?
—¿Pedir permiso? No debo pedir permiso solo notificar que voy a salir, así que son dos cosas muy diferentes.
—Está bien, no te molestes.
—No es molestia pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre.
—Está bien, ya entendí.
Mairon muy curioso, muy intrigado, por conocer que está pasando por la mente de Liza, trata de llevarla a un punto un tanto incomodo.
—¿Le dijiste a tu esposo que saldrías conmigo?
Lo logra, lo que lleva a Liza a dudar en responder esa pregunta y piensa por un momento en mentir y responderle que sí, que si le había dicho que iba a salir con él, pero de primera mano se sabría que era mentira porque a ningún hombre por mucha confianza que exista en la pareja no le va a gustar que su esposa salga con otro hombre aunque sean amigos. Por lo que decide responder con la verdad.
—Claro que no, como le voy a decir eso.
La respuesta de Liza entusiasma mucho a Mairon, pero por el momento decide dejar de el tema hasta allí. Por lo que sigue hablando con Liza pero de cosas banales.
Acercándose el fin de semana, Liza vía mensaje de texto le pregunta a Mairon sobre los detalles de la salida.
—Hola Mairon, ¿como estás?
—Hola, bien ¿y tú?
—Cuéntame, ¿cuales son tus planes para el fin de semana?
—Salir contigo.
—Muy gracioso no?
—Ja, ja, ja, no se, dar unas vueltas, tomar un café, hablar, nada especial.
—Ah ok, es decir pasar el rato.
—Exactamente, ¿vamos al mall? —le pregunta Mairon.
—Sí, me parece bien.
—¿Paso por ti a las 4pm?
—Mejor a las 5:30pm.
—Perfecto me parece bien.
Para el día de la salida, Mairon se alista con mucho mas cuidado que otras ocasiones quería estar impecable, no quería dejar nada al azar porque sabía que Liza era muy bella y él no quería estar por debajo de su nivel. No quitaba la mirada del reloj, quería ser lo más puntual posible, sale de su casa a las 5:10pm calculando llegar en 20 minutos al apartamento de Liza. Debido al tráfico se retrasa por tanto solo 5 minutos. Cuando está cerca le envía un mensaje de texto a Liza para que vaya bajando. Cuando llega a la entrada principal Liza va saliendo fue todo casi cronometrado.
Llegando al mall, Liza reconoce un carro deportivo que estaba en el estacionamiento, era de un amigo y se lo comenta a Mairon.
—Ese es el carro de Miguel, ¿con quien estará aquí?
Mairon no hace caso del comentario pero en su cara se nota la molestia. Una vez que estacionaron y van camino a la entrada del mall, se encuentran con unos amigos de Liza quienes le brindan un saludo muy cariñoso y afable. Luego de presentar a su acompañante y de una breve plática siguen su camino, mientras que Mairon la empieza a interrogar sobre sus amigos, Liza indiferente al asunto le responde que así como él es su amigo, así mismo ella tiene más amigos.
Esa respuesta en vez de calmar a Mairon, lo llevó más a estar a la defensiva. Ya en el café estando más cómodo Liza no paraba de hablar y reír aunque Mairon estuviera de malhumor, total ella fue a pasar un momento agradable, a Mairon poco a poco se le fue contagiando esa energía positiva que emanaba Liza hasta que se le olvidó el mal rato que pasó con sus amigos y se integró completamente a la conversación. Al rato, después de hablar de todo un poco, hubo un momento de silencio y Mairon aprovechó para hacer su movimiento.
—Tú me gustas mucho, eres muy hermosa.
Liza sin inmutarse le responde inmediatamente.
—Yo soy casada.
—Eso lo se.
—¿Entonces para que me dices eso?
—Te estoy diciendo que me gustas, no que te cases conmigo porque eso sería bigamia.
—Muy gracioso, ¿pero para que me dices eso si sabes que estoy casada?
—Para que lo tengas presente, ¿yo te gusto?
—Mairon yo estoy casada.
—Eso no responde a mi pregunta.
—Pero esa es mi respuesta.
Cuando Mairon iba a continuar presionándola para saber si le gustaba o no, o mejor dicho, para confirmar y escucharlo de su boca que si le gustaba porque él estaba seguro que sí – Ya Mairon había lidiado muchas veces con situaciones similares – pero como era de esperarse no lo iba a aceptar tan fácilmente, por su condición de casada. Se acercaron a la mesa el grupo de amigos que se habían encontrado en la entrada del mall, éste gesto a Mairon lo terminó de molestar pero disimuladamente se levanto, se disculpó y se dirigió al baño, al regresar a la mesa le dijo a Liza, en un tono un poco alterado, que necesitaba retirarse y que si ella se iba con él o prefería quedarse con sus amigos.
Liza al notar la molestia de Mairon decidió irse con él para evitar un posible “espectáculo” delante de sus amigos y de toda la gente que estaba en la cafetería del mall. Al llegar al carro Liza le hizo saber que su conducta le molestó mucho. Éste trató de justificar por todos los medios su comportamiento pero ella muy molesta no cedía de su posición. Luego de un largo rato en silencio Mairon vuelve a la conquista.
—Se me había olvidado decirte lo bella que estas hoy.
—Gracias, pero tu comportamiento no te lo perdono.
—Está bien, de nuevo me disculpo, no volverá a pasar.
—Eso espero.
En ese instante suena el celular de Mairon, era un amigo, Liza solo logró escuchar lo que respondía Mairon, “Aló”, “¿Como estás?”, “Ando con una amiga”, “¿Quienes están allí?”, “Bien, le diré a ver si quiere ir”. Terminada la conversación comentó:
—Era Manuel.
—¿Cual Manuel? —pregunta Liza automáticamente.
—Manuel Ralh.
—Ah si, yo lo conozco, él creo que tiene una pequeña reunión en su casa hoy.
—Sí, me llamó para invitarme, ¿vamos?
—Sí, vamos un rato todavía es temprano.
Cuando van llegando a casa de Manuel, Liza recuerda lo que sucedió en el Mall y advierte a Mairon,
—Si vuelves hacer lo que hiciste en el Mall, simplemente me levanto y me voy.
—¿Siempre me vas a sacar eso?
—Sí.
Llegan a casa de Manuel, él y su esposa María los reciben muy cariñosamente, ya en la reunión estaban Víctor, Pedro —los amigos inseparables— Julia, Williams y su novia Verónica, y Alberto con su esposa Omaira. Como casi todos los presentes eran conocidos de Liza no paso mucho tiempo para que se integrara, solo Pedro era desconocido para ella, y como era de esperar y auspiciadio por su amigo Víctor, no pasó un minuto para que empezara a preguntar por Liza. Ya pasado el rato, el grupo inevitablemente se dividió en dos subgrupos, en uno estaban Pedro,Víctor, Julia, Williams, Manuel y Mairon y en el otro María, Verónica, Alberto, Omaira y Liza.
El segundo grupo aprovechó que Liza estaba sola para hablar del tema que a casi todos les incomodaba, Verónica tomó la iniciativa.
—Liza, ¿que haces con Mairon?
—Es mi amigo.
—¿Donde lo conociste? —le preguntó Omaira.
—Lo conocí en la fiesta de la abuelita de Martha.
—¿Y Martha sabe que andas con él? —preguntó Verónica interrumpiendo a Liza
—No creo, no he hablado con ella sobre eso, porque el día de la fiesta lo conocí pero en el gym es que lo comencé a tratar porque estamos entrenando juntos. Pero ¿Cual es el asombro?
—Liza, Mairon no es fácil. —le comentó María
—Explícate.
Todos quedaron en silencio, todos se miraban como invitando al otro a que se atreviera a hablar y fue Alberto quien se atrevió,
—Es un psicópata. Es nuestro amigo pero es un psicópata.
—Sí amiga, él no está normal, él actúa como un animal, como un primate. —afirmó Verónica.
Alberto como un chiste agrega a lo que dice Verónica,
—No ha evolucionado ja, ja, ja.
—En serio Alberto, Liza ten cuidado y no te vaya a traer problemas con Guillermo. —enfatizó Verónica.
Mairon sin sospechar nada, se acerca e interrumpe la conversación diciéndole a Verónica en son de “juego”, Williams es un pillo debes acortarle la cuerda para que no esté lejos de ti.
Ese “juego” fue generado por una molestia que le causaron a Mairon en el grupo donde estaba él, porque lo estaban emplazando, especialmente Williams, a que no se fuera a volver loco y a traerle problemas a Liza, pero lo que realmente molestó a Mairon no fue el comentario de que dejara tranquila a Liza sino las palabras de Pedro que aprovechando la solicitud que le hicieron a Mairon sus amigos, él le pidió que si la dejaba tranquila se la presentara, porque él si la trataría como una reina. Al escuchar esto él le responde con una seria amenaza lo que logró crear una tensión y Manuel para evitar algún problema, inteligentemente y muy sutilmente disuelve el subgrupo.
Pedro sin prestarle atención a la amenaza de Mairon busca la oportunidad para acercarse a Liza para conversar con ella, y en el momento que Liza y Verónica van a la cocina, Pedro aprovecha y dice que va a buscar cervezas para todos, cuando entra a la cocina estaba María, Verónica y Liza y dirigiéndose a Liza se presenta y en el momento que Liza le extiende la mano para saludarlo entra Mairon y observa la escena por lo que reacciona y empuja con muchas fuerzas a Pedro, todos al escuchar los gritos de las mujeres en la cocina se apuran para saber que pasa y logran separar a los rivales. En ese instante Manuel y María deciden terminar la reunión y le piden a todos que se retiren pero por precaución le piden a Pedro que salga de ultimo porque conocían a Mairon y de lo que era capaz, Víctor como era obvio también se queda mientras que los demás se van retirando. Liza muy asombrada de lo que había pasado le pregunta a Williams y a Verónica porqué Mairon había reaccionado así y Williams le comentó muy fugazmente lo que había sucedido con Pedro más temprano, Liza entendiendo mejor la situación decide no irse con Mairon.
Cuando ya casi todos se han marchado y Mairon está un poco más calmado le dice a Liza para que se vayan, al comunicarle Liza su decisión éste se enfurece se monta en su carro y arranca a toda velocidad, habiendo recorrido una larga distancia se detiene y se regresa, cuando va llegando a casa de Manuel baja la velocidad y apaga las luces y se estaciona a una distancia prudencial para que desde la casa de Manuel no reconozcan el carro pero tampoco muy lejos porque él quería observar con quien se iba a casa Liza.
Al rato Manuel se ofrece para llevar a Liza pero Víctor le dice a Manuel que él con gusto la llevaría, Liza no le ve el inconveniente y acepta el ofrecimiento de Víctor, Mairon al ver tal situación se queda plasmado porque para él Liza se había ido con Pedro. Desde ese instante empieza a insultarla ,a soltarle una cantidad de improperios por mensajes de texto, al ver esto, Liza recuerda inmediatamente lo conversado en la reunión y se lo comenta a Víctor y éste al mismo tiempo le cuenta con detalles lo que se habló al respecto en el subgrupo donde él estaba.
Liza llega a casa y Guillermo como siempre estaba delante del computador, éste mira el reloj eran las 10:25pm y sorprendido le comenta que él pensaba que iba a llegar más tarde, ella se le acerca le da un beso y le responde que decidió irse a casa porque ya estaba cansada. Como su esposa ya estaba en casa, apaga el computador para el poco tiempo que queda para dormir compartirlo con su esposa. Estando ella en la cocina le suena el teléfono muy tranquilamente – según ella – mira el mensaje y sin que Guillermo se dé cuenta lo pone en modo vibrador. Su esposo al ver su conducta le pregunta,
—¿Todo bien?
—Sí, las muchachas preguntando si había llegado a casa.
Después de un rato de charla con su esposo, deciden irse a dormir, pero Liza antes se dirige al baño para poder leer con calma todos los mensajes que había recibido, ella se imaginaba que era Mairon por lo que los ignoró. Al revisar los mensajes de texto tenía 17 mensajes sin leer y todos muy similares, insultos tras insultos.
Al otro día, Liza sale a pasear con su esposo, mientras están almorzando recibe un mensaje de texto de Mairon pidiéndole que necesitaba hablar con ella, y Liza para evitar que la bombardeara de mensajes como la noche anterior ella le responde que sí pero que en ese momento estaba con su esposo.
Mairon para no cometer más errores con Liza se mantiene al margen en todo el día, al llegar la noche le envía un mensaje deseándole una feliz noche y dulces sueños, Liza ignora ese mensaje.
El lunes en la mañana al llegar Liza al gym ya la estaba esperando Mairon en toda la entrada.
—Liza tenemos que hablar. —le dice Mairon.
—Bien, habla que yo te escucho.
—Vamos a otro sitio para hablar.
—No, si quieres hablar lo puedes hacer mientras entrenamos.
—¿Que te pasa conmigo?
—¿Todavía me preguntas?
—Disculpa, en verdad me segué al ver que te querían conquistar.
—¿Solo por eso te disculpas?
—Tienes razón pero ¿como prefieres irte con Pedro que conmigo?
—¿Tú estas loco o qué? Quién me llevó a casa fue Víctor.
—Pero allí iba Pedro, y ¿para donde se fueron?
—Me llevaron a casa, ¿para donde más me iban a llevar?
Mientras Liza cambiaba de una maquina de ejercicio a otra Mairon le dice,
—¿Como que a tu casa?, si yo estuve hasta las 3:30am en la entrada y no te vi llegar
Liza para de hacer ejercicio y con mirada de incredulidad le pregunta,
—¿Qué? ¿Que hiciste qué? ¿Qué te estás creyendo tú que te tomas semejante atribución? No tienes ningún derecho a estarme siguiendo.
—¿Entonces tengo razón? ¿Te fuiste a otro sitio con ellos?
—Claro que no, debe ser que cuando venías siguiéndonos la locura no te dejó ver bien y nos perdiste, pero ellos me dejaron en casa. Además si me voy con ellos a otro sitio no es tu problema.
—Claro que sí es mi problema. Porque nadie va a jugar conmigo.
—¿A jugar? Mairon ubícate, no somos nada, absolutamente nada.
Liza deja de entrenar y se retira ya no estaba de humor para hacer ejercicios, Mairon la deja ir para no hacer un “espectáculo” y que lo vieran rebajado rogándole a una mujer, pero él estaba convencido de que allí no iba a terminar todo, solo le iba a dar espacio para que pensara y no cometiera una locura como alejarse de él. Liza por su parte, decide dejar de asistir al gym por un tiempo para evitar a Mairon.
Al otro día al no llegar Liza al gym Mairon le envió un mensaje de texto de buenos días, Liza le responde muy cortante,
—¿Qué quieres?
—Dios ¿A ti que te pasa? ¿amanecistes de malas hoy?
—Hazme el favor y me dejas tranquila, olvídate que existo.
—Pero mi amor, ¿por qué me tratas así?
—Ok, te explico el porqué te trato así, Primero te molestaste cuando reconocí el carro de Miguel cuando íbamos llegando al Mall, segundo me hiciste pasar una gran pena con mis amigos en el Mall por el simple hecho de saludarlos y de que se acercaran a la mesa donde estábamos, tercero golpeaste a Pedro el amigo de Víctor por presentarse, cuarto me insultaste hasta más no poder al salir de casa de Manuel, ¿quieres más o con eso te alcanza?
Mairon se toma unos minutos antes de responder para poder analizar todo y no cometer más errores ya había comprendido que todo eso había alterado sus planes con Liza.
—Tienes razón disculpa mi comportamiento. Pero no te alejes, volvamos a intentarlo.
—¿Tú estás loco? ¿Intentar qué? Lee bien, nosotros ¡NO TENEMOS NADA, NINGUN TIPO DE RELACIÓN!.
—No me alejaré, el destino nos unió para que estemos juntos y no voy a desistir, lo que más nos cuesta conseguir le damos más valor por eso me alegro que pase todo esto entre nosotros.
Al ver los disparates que escribía Mairon decide no responderle más e ignorar cualquier mensaje que él le enviara, de verdad necesitaba ayuda psicológica no estaba normal. Pero esa decisión hizo que se alterara más. Al pasar los días y no recibir respuesta de Liza, los mensajes iban subiendo de tono. Liza se puso alerta cuando Mairon le escribió,
—Tu no sabes con quien te metiste, no sabes de que soy capaz.
Pensando ser más astuta que Mairon, Liza responde,
—Mairon, ya deja los insultos. Y para colmo ahora vas por las amenazas, ¿a dónde vas a parar con todo esto? ¿Por qué no te tratas con un especialista? Y así podremos ser amigos.
—¿Amigos? Yo tengo todos mis amigos completos no quiero más amigos.
Al leer su respuesta Liza empieza a entender la gravedad de la situación en la que está involucrada, pasan los días y no le respondía los mensajes que cada día eran más intimidante, Mairon al ver la negativa de Liza de responder los mensajes decide llamarla desde otro numero de teléfono, Liza inocentemente atiende,
—¿Aló?
—Hola Liza, soy Mairon.
—¿Que quieres?
—A ti, ¿no es obvio? Hasta que no te tenga entre mis brazos y te haga el amor no me quedaré tranquilo.
—Voy a cambiar de numero de teléfono para ver como me vas a ubicar.
—Yo se donde vives, se donde trabaja tu esposo, se donde ubicarte. ¿Qué pensará Guillermo de su querida esposa al enterarse que ella se revuelca con otro?
—Dios ¿Por qué inventas esas cosas?
—¿Invento? Y se puede enterar de muchas otras cosas, si no quieres que se entere debes salir conmigo, pasar una rica tarde conmigo pero tranquila, no solo yo voy a disfrutar de ese encuentro tu también lo vas a disfrutar. Ya sabes, si quieres seguir tu matrimonio en paz debes hacer el amor conmigo.
Mairon corta la llamada y Liza queda en shock, no sale del asombro, no puede creer que a ella le este pasando eso. No sabe si llorar, gritar, entra en un estado de desesperación, no sabe que hacer. Decide salir para despejar la mente, toma las llaves, baja y se dirige a la puerta principal, el conserje la saluda y provocando que dé un salto del susto.
—Buenos días.
—Buenos días, ¿como está?
—Bien, gracias a Dios. Si va a salir tenga cuidado por ahí, recuerde que hay muchos locos sueltos en la calle.
Liza lo mira y le da una sonrisa de agradecimiento y se queda parada en toda la entrada, ese consejo que le había dado el conserje la advirtió de que Mairon podía estarla vigilando como había hecho días atrás, y decide regresar a su apartamento.
—¿Se le olvidó algo? —le preguntó el conserje.
—Sí, se me había olvidado que Guillermo ya está por regresar.
Sube las escaleras casi corriendo y entra al apartamento, estando allí piensa decirle al conserje que esté pendiente de cualquier movimiento extraño afuera del conjunto residencial, pero desecha esa idea porque Guillermo se podría enterar, se sienta en la sala y para pasar el rato y ocupar la mente en otra cosa toma uno de los tantos libros que tenía Guillermo regado por todo el apartamento, al leer el título se da cuenta que es el libro “El origen de las especies” de Charles Darwin. Inmediatamente recordó la conversación en la reunión en casa de Manuel, y decide llamar a sus amigos y contarles lo que estaba sucediendo para ver si podían intervenir y terminar todo tranquilamente. Primero decide hablar con Verónica,
—¿Aló? ¿Verónica?
—Hola amiga, ¿como estás?
—Mal, necesito hablarte, ¿donde andas?
—Estoy en casa de María, ¿que sucede?
—¿Manuel está allí? ¿Será que puede venir por mí? Estoy en casa y quiero salir urgente de aquí.
—Manuel dice que ya va por ti, ¿Pero que está pasando?
—Al llegar hablamos.
Liza baja nuevamente para esperar a Manuel en la entrada, al ver al conserje se recuerda de Guillermo, porque le había dicho que lo iba a esperar, por lo que decide llamarlo y decirle que va a salir,
—Hola mi amor, ¿que tal el trabajo?
—Muy bien, tranquilo. Menos mal que me llamas cielo, te iba a llamar para decirte que voy a almorzar con unos colegas.
—Ah ok, no te preocupes, yo te llamaba para decirte que iba a comer con María y Verónica.
—Ah muy bien, nos vemos en la tarde entonces si?
—Está bien mi amor, nos vemos, besitos.
—Besos para ti también.
Al llegar Manuel, Liza sale para montarse en el carro como si de una agente secreto se tratara, mirando para todos lados pero de forma muy cautelosa, observa todos los carros, las personas, tratando de adivinar quien posiblemente la estaría espiando. Liza se niega a conversar con Manuel, le manifiesta que cuando estén todos juntos, ella explicaría lo que estaba sucediendo porque así se ahorraba de hablar tanto. Cuando llegan a casa de Manuel, María y Verónica inmediatamente salen a recibir a su amiga que estaba en apuro,
—¿Que pasó Liza? Nos tienes muy preocupada. ¿Te pasó algo con Guillermo? —preguntó María.
—No, es con Mairon.
—Te lo dije amiga, ese tipo está loco. —dijo Verónica
—El problema empezó el sábado cuando estábamos aquí, bueno no aquí exactamente.
—Liza, explícate bien, tranquilízate —le pidió María—, relájate para que podamos entender. ¿cuando empezó el problema?
—Voy desde el principio, yo lo conocí en la fiesta de la abuelita de Martha.
—¿Martha sabe lo que está pasando? —le preguntó María.
—No, pero espera que termine.
—Vamos a hablar con ella para que esté al tanto —dice María—, la voy a llamar para ver si puede llegar hasta aquí.
María se separa del grupo para llamar a Martha, mientras Manuel le da un poco de agua a Liza para que se calme un poco.
—Martha me dijo que casualmente está cerca, ya viene para acá. ¿Esperamos a que llegue?
—No, les voy contando. Como les decía yo lo conocí en la fiesta de la abuela de Martha, pero solo me lo presentaron, después me lo encontré en el gym, allí se me acercó hablamos y empezamos a entrenar, todo normal, un día me ofrece la cola a casa yo acepté, me pide mi numero de teléfono y yo se lo doy porque se había mostrado muy decente, no le vi el inconveniente de que tuviera mi numero de teléfono. La semana pasada me invita a salir el sábado, de verdad dude en aceptar la invitación pero como para ese sábado no tenía nada pendiente, a pesar de que mis amigos tenía una reunión en su casa y no me invitaron, me tuve que enterar por otras personas.
—Espera un momento, yo hablé con Guillermo y le dije de la reunión. —le explicó Manuel.
—Tú muy bien sabes como es él, prefiere los libros, pero en fin —respondió Liza y continuó contando lo sucedido—, acepté fuimos a la cafetería del mall, al llegar yo veo el carro de Miguel y le comento, ese hombre se puso rojo de la rabia, yo no le presto atención, al entrar al mall me encuentro con David, Robert, Cesar y Juan Carlos que estaban con unas chicas, los saludos les presento a Mairon y él mostraba una molestia pero les repito yo no le presté atención a eso. Me despido vamos a la cafetería, al muchísimo rato de estar allí los muchachos nos ven y se acercan, Mairon se levanta y va al baño, al regresar me dice en un tono casi que grosero que el se iba y que si yo me quedaba con mis amigos, al momento me dieron ganas de quedarme para que aprendiera a tratar a las mujeres pero para evitar cualquier espectáculo decidí irme con él, al salir le hice saber mi molestia el se disculpo hasta el cansancio, cuando venimos de regreso Manuel lo llama para invitarlo.
—Porque Julia me estaba preguntando por él. —dijo Manuel.
—¿¡Y le ibas a presentar a semejante personaje a tu amiga!? —le preguntó Liza con algo de asombro.
—Al parecer yo solo conozco el lado bueno de Mairon. — dijo Manuel en forma jocosa.
En ese momento llega Martha, y dirigiéndose a Liza, le comenta que María la llamó que había pasado algo con Mairon, ella asienta y mirando a Manuel sigue hablando,
—Ahora conocerás el lado malo de él, el me dice que lo llamó Manuel, le pregunto que cual Manuel, y me dice que Manuel Ralh, que lo estaba invitando a una reunión, como era aquí en tu casa y era temprano yo acepto a venir pero antes le advierto que si volvía a hacerme lo del Mall me iba, después aquí pasó lo de Pedro, recuerdan que ellos me llevaron a casa, resulta que Mairon cuando se fue de aquí se quedó no se donde para ver con quien me iba, y vio cuando me fui con Víctor y Pedro nos siguió, pero al parecer nos perdió en el camino y se quedó frente a los apartamentos hasta las 3:30am esperando que yo llegara. Y me ha dicho de todo menos bonita, se podrán imaginar, ahora me está amenazando que me tengo que acostar con él o sino le dirá a Guillermo un poco de cosas que son todas mentiras.
—Él es mi amigo pero está un poco loco, es muy astuto y se las arregla para seguir a las mujeres averiguar cosas de ellas para usarlas en su contra y acostarse con ellas. —expone Martha.
—Sí, eso es verdad porque él me comento o se le salió que había estado preguntando cosas de mí, que si no salgo con Guillermo, que si no comparto con él y esas cosas.
—¿Y donde coincidiste con él? Porque hasta donde yo sé tú no lo conocías. —preguntó Martha
—Efectivamente no lo conocía, el día de la fiesta de tu abuelita me lo presentaste pero en el gym es que hago amistad con él.
—Ese día yo me acerco a la mesa donde estaba él y escuché que comento, “Esa chica se debe matar en el gimnasio para tener ese cuerpo” debe ser que allí le dijeron donde entrenabas. —concluyó Martha.
—Él me dijo que entrenaba allí pero en otro horario que yo. Y de verdad, no dude porque lo vi muy convincente. Yo les cuento para ver si me ayudan porque como ustedes lo conocen, hablen con él para que deje todo esto así, por favor.
—Déjame eso a mí. Saliendo de aquí lo llamo y me va a tener que escuchar te lo aseguro.
—Gracias me tranquiliza eso Martha.
Repica el teléfono celular de Liza, mira la hora en el reloj de la cocina y marcaba las 4:33pm, seguro era la llamada de Martha porque desde el mediodía no había sabido nada de ella, era un numero desconocido duda un segundo en responder pero se armo de valor y atendió,
—¿Aló?
—¿Tu crees que yo estoy jugando? Ni que baje Dios yo desistiré, te vas a acostar conmigo o te atienes a las consecuencias. —le dice Mairon con un tono amenazante.
—Por favor, yo no te he hecho nada, ¿que te pasa?
—Vamos a ver si Guillermo va a pensar lo mismo, tengo su numero es el...
Le dice el numero del celular de Guillermo, Liza queda paralizada, tratando de entender como encontró ese numero.
—Si no me dices cuando saldrás conmigo en este instante al cortar la llamada voy a llamar a Guillermo.
Como no obtiene respuesta, Mairon corta la llamada, Liza no sabe que hacer, lo más sensato es que llame primero a Guillermo y le cuente, o espera a que llegue y hablar con él personalmente. Cuando está en ese debate interno de que hacer, abren la puerta del apartamento, Liza queda congelada al escuchar que había llegado Guillermo y venía hablando por teléfono, solo se imagino una cosa, Mairon lo había llamado. Al salir Liza del cuarto se encuentra a Guillermo en la cocina con la puerta de la nevera abierta y escuchando lo que le decía su interlocutor, voltea para mirar a Liza y esta nota en su mirada una rabia reprimida, se va a la sala a esperar que termine de hablar y ver que le iba a decir, Guillermo termina de hablar agarra un vaso de agua va a la sala y se sienta frente a Liza. La mira y le dice,
—A veces me dan ganas de renunciar a esa universidad. Ahí hay momentos que no me valoran mis esfuerzos y mis conocimientos.
Liza agarra un alivio, la rabia no era con ella, era con la universidad. Pero igual se da cuenta de la disyuntiva que está, Guillermo tiene problemas en la universidad y ella le va a dar otro problema, ¿que hacer? ¿esperar? ¿y si Mairon lo llama?, es mejor que hable de una vez. Liza le cuenta el problema, Guillermo le hace todas las preguntas correspondientes al caso, duda de la versión de su esposa, piensa en ayudarla, al mismo tiempo en dejarla sola por no evitar un problema así, se levanta molesto y se dirige al cuarto principal, Liza se queda donde estaba a esperar que le pase un poco la rabia. Transcurrieron 20 minutos y su teléfono repica, Guillermo al escuchar el teléfono sale del cuarto y le dirige una mirada acusadora a Liza, y la invita a atender.
—¿Aló?
—Hola Liza, ¿como estas?
—Ah, hola Pedro.
Un poco más aliviada y con mirada cariñosa le hace una mueca a Guillermo para que se siente a su lado, de esa manera él pueda escuchar la conversación y se sienta confiado en ella nuevamente. Y separándose el teléfono un poco le dice en voz baja – es un amigo de víctor – y lo pone en altavoz.
—Seré breve, me enteré que tienes problemas con Mairon.
—Sí, ¿como te enteraste? Casualmente estaba hablando con mi esposo sobre ese tema.
—Me parece muy bien, si necesitas algo, lo que sea para enfrentar a ese tipo no dudes en avisarme, cuenta con mi apoyo.
—Gracias, pero creo que no será necesario. Tengo fe que todo se resolverá tranquilamente.
—No subestimes a las personas, y a raíz del problema que tuvimos lo estuve investigando y no es nada fácil, él se apoya en una gente pesada y por eso actúa de esa forma, como si fuera dueño del mundo pero conmigo se equivocó.
—Me estas metiendo miedo.
—No estoy jugando y mi intención es hablarte con la verdad. Para tomar ésta iniciativa lo consulte con Víctor porque sabíamos que no tenias ni idea de lo que estaba pasando a tu alrededor.
—Te agradezco tu intención pero tengo fe en mi Dios de que todo saldrá bien. Gracias.
—Bueno cuídate, y anota este numero que es mi teléfono celular. Saludos.
Después de cortar la llamada, Guillermo se levanta, camina de un lado a otro evaluando la situación y comenta,
—¿Será verdad lo que te dijo tu amigo?
—Todos me dicen que no es normal y la verdad yo no se que hace por su vida porque entrena por las mañanas y siempre estaba sin hacer nada.
—Vamos a enfrentarlo no hay que demostrarle miedo. Dame su numero de teléfono.
Liza inmediatamente toma su teléfono celular y le dicta el numero. Mairon al segundo repique contesta de manera muy amable como si se tratara de una gran amigo.
—Hola Guillermo. No esperaba tu llamada.
—¿Como sabes que soy yo? ¿que es lo que te pasa? ¿que quieres?
—¿Que quiero? Bueno quería a tu esposa pero pensándolo bien cambie de opinión, si quieren que los deje tranquilos, quiero un millón de bolívares, y no te puedes quejar porque estoy siendo consecuente contigo porque tome en cuenta tu sueldo en la universidad.
—Eso es extorsión y está penado por la ley. Te vamos a denunciar yo estoy grabando esta conversación.
—¿La ley? ¿Me vas a hablar de la ley? Desde tu apartamento se ve a la calle ¿no? Asómate y a tu izquierda veras una patrulla y a tu derecha veras un corolla color blanco, bueno los del corolla son policías de civil, con una sola llamada mía te pueden “sembrar” digamos que un kilo de droga o un arma solicitada y tu fructífera carrera quedará en el olvido. Ya sabes, reúnes el dinero y me llamas. Ah y no se vuelvan locos que los tengo bien vigilados.
Al terminar la conversación sin decir palabra corre a la ventana que da a la calle para verificar lo que le había dicho Mairon, y en efecto allí estaban, la patrulla y el corolla que él había descrito y observando bien el corolla recordó que ese mismo carro lo había visto al salir de la universidad. Le cuenta todo a Liza y se pregunta como esperando una respuesta de la nada,
—Ahora ¿que vamos hacer?
—Guillermo, yo no creo todo lo que está diciendo el psicópata ese, yo pienso que fue que pasó por aquí vio la patrulla y el carro y aprovechó esa oportunidad para meternos miedo.
—¿Y si estas equivocada?
—Mi amor, no creo estar equivocada.
—Eso lo sabré de una vez, voy a salir hasta la farmacia de la esquina y tu desde la ventana vas a observar todo y me dices si ves algo extraño.
Guillermo se coloca la chaqueta con el emblema de la universidad, piensa que lo protegerá porque un profesor universitario no va a andar al margen de la ley y nadie va a creer si le van a “sembrar” algo. Baja del apartamento sale a la calle y caminando muy tranquilamente controlando los nervios pasa al lado del corolla blanco, el nota que cuando se va acercando bajan el vidrio del chofer del carro pero se resiste a mirar, cuando desde adentro le hablan, Liza observando todo desde la ventana se pega al vidrio al ver que su esposo se acerca un poco al carro, el corazón se le acelera, su esposo continua su camino a la farmacia. Entra y llama a Liza un poco alterado,
—Mi amor esos tipos me conocen, cuando pase me saludaron, me dijeron, “¿Profesor Guillermo para donde va a esta hora?” Yo miré al hombre que me habló, lo detallé y nunca en mi vida lo he visto, me acerque para mirarlo bien y le dije que no lo conocía y me respondió “tu no me conoces pero nosotros a ti sí, y un amigo de nosotros te conoce mejor que nosotros”
—Mi amor, cálmate me ha costado un mundo poder entender porque estás hablando muy rápido de lo alterado que estás, ¿sí?
—Si y aquí todos en la farmacia ya me están mirando un poco extraño, voy a comprar algo para disimular y me regreso al apartamento.
Compra unos chocolates, un yogurt y unos caramelos, cuando va a cancelar la compra se da cuenta que dos policías están detrás de él, no los vio entrar, tienen que ser los que estaban en la patrulla, cancela, cuando ya va a salir de la farmacia uno de los policías le dice Guillermo va a dejar la cédula, se paraliza en toda la entrada y poco a poco da la vuelta, definitivamente eran los policías que lo estaban vigilando, lo mira y el policía le acerca la cédula de identidad, como había pagado con tarjeta de debido por los nervios no se había fijado que solo agarró la tarjeta y no la cédula, un poco más aliviado agradece, sonríe y sale de la farmacia se percata que todavía estaba el corolla en el mismo sitio cuando ya va a entrar en el conjunto residencial se recuerda de la patrulla voltea y también estaba en el mismo sitio, es decir, que los de la farmacia eran otros policías, con un gran alivio sube corriendo las escaleras, se le había ocurrido algo.
—Mi amor voy a llamar al segundo comandante de la policía, él fue mi alumno y se que es un tipo honesto, no todos los policías son corruptos.
—Perfecto, tienes razón.
Lo llama le cuenta todo lo sucedido, todos los detalles para que entendiera el asunto y de una vez se presta para ayudarlos y envía dos patrullas para investigar, Liza y Guillermo se pegan a la ventana para ver todo, con la esperanza de que allí acabara todo. Se abrazan y Guillermo le da un beso en la frente a Liza. Al cabo de unos 5 minutos notan que el corolla y la patrulla se mueven los dos se miran preguntándose ¿que pasó?, se van, la calle queda desierta, dos o tres minutos después pasan las dos patrullas, y le repica el teléfono a Guillermo, era el segundo comandante y éste le explica que hacia dos minutos que la patrulla y el carro se habían movido, luego de darle algunos consejos a Guillermo se despide, Liza mira a su esposo, no lo puede creer quedaron como al principio. El teléfono de Liza estaba en la mesa de la sala y escucha cuando repica, era un mensaje de texto, sin mucho apuro se acerca lo toma y lee el mensaje, se sienta y mira a Guillermo, luego lee el mensaje en voz alta,
—“Se están volviendo locos, se los advertí, mi gente y yo controlamos casi toda la ciudad, yo no soy ningún muchacho, yo lo que quiero, lo obtengo por las buenas o por las malas y ya me están cansando”.
—Vamos a tener que empezar a pensar como él, en tiempos difíciles decisiones difíciles.
—¿Que propones?
—Víctor es un gran amigo pero lo que tu no sabias es que él, como dicen ellos mismos, es movido, imagino que sabes a lo que me refiero. Además como no ayudarnos si gracias a él nosotros estamos juntos ¿recuerdas?
—Claro como olvidarlo pero ¿Víctor? ¿Estas seguro? No pareciera.
—Esa es la idea ¿no crees? Vamos a hablar con él.
—Ok, yo lo llamo.
Camina de un lado a otro mientras espera que conteste el teléfono Víctor,
—¿Aló, Víctor?
—Si, ¿Como estás? A decir verdad estábamos esperando tu llamada.
—Estoy con Guillermo hablando y bueno ya sabes por lo que estamos pasando. Y él quiere hablar contigo, ¿puedes venir?
—Allí no vamos a poder hablar, estén pendiente que los voy a mandar a buscar en un Renault color gris.
—Ok.
Llegan a buscarlos, Liza y Guillermo haciendo un esfuerzo sobrenatural para mostrarse tranquilos, se acercan al carro, desde adentro le abren la puerta de atrás, se montan en el carro, y el chofer lo recibe con un cariñoso saludo,
—Hola Liza.
—Pedro no imagine que vendrías tú, el es mi esposo Guillermo.
—Es un placer Pedro, Marcos ¿como estas tu?
El copiloto era uno de los estudiantes de Guillermo, uno de sus mejores estudiantes.
—¿Bien y usted profesor? —responde Marcos.
—Bien, ella es mi esposa Liza
—Es un placer conocerla, con todo respeto, ya veo porque Mairon se volvió loco por usted.
—Gracias, ¿También conoces el caso? —le preguntó Liza.
—Sí, todos estábamos al tanto de lo que iba a pasar, porque Víctor así lo había ordenado, él sabía que eso no iba a quedar ahí y por el comportamiento de Mairon sabía que iba a ir por ti. —respondió Pedro
Llegan a una casa grande, con una cerca que parecía una fortaleza, se abre el portón eléctrico y entran, en la entrada de la casa estaba Víctor esperando, saluda a Guillermo muy afablemente y le da un beso a Liza en la mejilla, los invita a pasar y se sientan en la sala, mientras esperan que llegue Pedro, Víctor le pregunta a Guillermo por la familia, por sus padres, poniéndose un poco al día, al llegar Pedro, Víctor dice,
—Aja ¿en que los puedo ayudar?
—Que hables con Mairon para que nos deje tranquilos. —respondió Liza
Víctor y Pedro se miran y se ríen.
—No es tan fácil Liza. Él quiere algo y ese capricho no se le va a quitar así por así. —afirmó Pedro
—Es verdad lo que dice Pedro, él no va a descansar hasta a obtener lo que quiere. Agrega Víctor.
Liza sin darle credito a lo que estaba escuchando les pregunta,
—¿Entonces lo que ustedes me quieren decir es que le tenemos que dar el millón de bolívares que nos pidió?
Al escuchar la pregunta de Liza, Víctor trata de poner las ideas en orden, Pedro entendiendo que Víctor necesitaba controlar toda la información posible se manteniene al margen dejando que tome la rienda de la conversación,
—Vamos con calma, no sabía que te había pedido un millón de bolívares, tenia entendido que lo que quería era acostarse contigo.
—Sí, pero después cambio de parecer y pidió fue eso. —respondió Liza.
—¿Quien sabe lo que está pasando?
—Mis amigos
—¿Quienes exactamente? ¿Y Que es lo que saben?
—Verónica, Martha, María y Manuel, pero solo saben que me está molestando, de que nos está pidiendo dinero no saben, ni siquiera saben que ya le conté a Guillermo.
Guillermo que se había mantenido a la espectativa de la conversación agrega a lo que decía Liza
—El segundo jefe de la policía es mi amigo y lo llame porque estaba una patrulla y un corolla blanco frente al apartamento y tuve que contarle para que entendiera el caso.
—Pero le hablaste de Mairon.
—No, Solo que al parecer era un enamorado de Liza pero no me pregunto quien era y yo tampoco le di detalles.
—Ok perfecto, el del corolla blanco es la mano derecha de Mairon, Miguel Salazar, pero así como él recibe ordenes de Mairon, Mairon recibe ordenes de alguien más, él es movido pero tiene su limite, él tiene sus jefes.
—Entonces podemos hablar con sus jefes para que nos deje tranquilos, a alguien debe hacerle caso. —comentó Liza.
Todos se miran y al ver que Liza no comprende la situación Víctor decide terminar la reunión dándole esa falsa solución a su problema.
—Exactamente es lo que vamos hacer, por la gran amistad que tengo con Guillermo, personalmente voy a hablar con su jefe para que hable con Mairon.
—¿Seguro Víctor?
—Claro que sí, yo no los voy a abandonar, Guillermo es como mi hermano él y yo nos conocemos desde niño, crecimos juntos, jugábamos juntos, tenemos cuentos de cuentos juntos, lo que pasa que al crecer por situaciones que no vienen al caso él decidió irse por los libros y yo simplemente decidí seguir mi destino.
—Ese no era tu destino. —le responde Guillermo.
—Bueno yo lo digo así para no sentirme tan culpable.
Cuando ya se están yendo, Pedro sale a buscar el carro, Liza se entretiene con unas rosas que tiene plantada Víctor en su jardín, Guillermo se le acerca y le pregunta casi con un susurro para tratar de que Liza no escuchara,
—¿Esa es la solución que nos vas a dar?
—Yo no se quien es más inocente si tú o Liza. Ya voy a llamar al patrón de Mairon para acusarlo, ya esa época de infancia pasaron Guillermo.
—¿Pero que harás?
—Déjame todo a mí ¿Sí? Solo habla con Liza y refuerza lo que yo le dije, para que se tranquilice, pero que no le diga nada a nadie.
—Aja pero el me va a llamar para saber del dinero.
—No respondan las llamadas que más tardar en dos días ya tengo todo solucionado.
—Esta bien, gracias y espero algún día tomes una buena decisión y te alejes de ese mundo.
—Tranquilo gracias por el consejo pero yo no te digo como dar tus clases. Además tu eras uno de los mejores, eras decidido, arriesgado, no dudabas y hasta no tenías sentimientos para tomar decisiones ah y un buen pistolero, donde ponías el ojo ponías la bala.
Se sonríen, se dan un abrazo de despedida, llega Pedro en el Renault, Víctor se despide de Liza y ella le devuelve el gesto y le guiña un ojo, en el camino Guillermo va analizando todo, y toma una decisión, le envía un mensaje de texto a Víctor, agradeciendo toda colaboración pero él quiere estar en los planes que haga, Liza es su mujer y debe estar al frente de cualquier solución, él quería estar cara a cara con Mairon. Víctor le responde que es muy peligroso pero ese argumento no lo hace cambiar de parecer.
Al otro día en la mañana Víctor se comunica con Guillermo le cuenta el plan, le da todos los detalles. Por la seguridad de Liza le dice que la mande de viaje ese mismo día porque al día siguiente se ejecutaría el plan. Personal de confianza que tenía infiltrado con la gente con la que andaba Mairon le habían dado las coordenadas del lugar y la hora exacta donde iría a desayunar, era un desayuno de negocio, por lo que el margen de error para que no asista eran mínimos.
Tal cual como les dio las instrucciones Víctor, así las ejecutó Guillermo, Liza se iba de viaje por la tarde y regresaría cuando las cosas estuvieran tranquilas. Ella no puso objeción, le pidió que se cuidara que no estuviera saliendo sin motivo y que la mantuviera informada de todo. Liza recibe un mensaje de texto, mira a Guillermo y le dice,
—Ya Pedro me vino a buscar para llevarme al aeropuerto, ¿seguro que no me quieres acompañar?
—No, estoy seguro que estarás bien en compañía de Pedro.
Se abrazan, se besan y le vuelve a repetir que se cuide y que la mantenga informada de todo. Cuando Liza ya parte al aeropuerto, Guillermo se sienta en la sala y reflexiona sobre lo que sucederá, le pide perdón a Dios pero en esta anarquía de sociedad sobrevive el más fuerte y este caso él debería ser el más fuerte. Pensó en llamar a su familia para hablar con ellos por ultima vez por si algo le sucedía pero desechó ese impulso porque estaba seguro que nada iba a pasarle.
Liza acababa de salir del baño cuando escucha que tocan la puerta del cuarto del hotel en dónde estaba hospedada,
—¿Quien es?
—Soy yo, abre por favor.
—Hola Liza, ¿ya sabes la noticia?
—Sí.
—En verdad lo siento mucho.
—Es duro, pero ¿que se le hace?
—Por lo menos te dejó bien, te dejó con dinerito, ¿Cuanto es el monto de la póliza de seguro?
—Así mismo es, son 5 millones y con eso me mantengo y puedo invertir en una parte del mercado que dejó Mairon.
—Claro, pero con ese monto no solo puedes invertir en una parte, pudieras invertir en todo el mercado —entre risa le agrega— y si la gente de Víctor no estuviera allí, pudieras hasta hacerte la reina de ese mercado.
Liza se despide y cierra la puerta de la habitación y se queda parada con la mano puesta en la cerradura analizando el comentario, “Pudieras hasta hacerte la reina de ese mercado”. Ruidos de pasos la sacan de sus pensamientos y reacciona,
—Mi amor era Pedro, vino a darnos la noticia.
—Ah ok, ¿ya cancelaron el trabajo a los policías? ¿te dijo algo de eso? —preguntó Víctor
—No. Solo me dio la noticia.
—¿Qué harás tú? ¿Vas a la piscina? Yo voy a resolver unos asuntos y a verificar si cancelaron —sonriendo le dice— trabajo hecho, trabajo pago.
—No sé aún yo te estoy avisando lo que decida.
—Anímate, cambia esa cara, matamos dos pájaros de un tiro tal como lo habíamos planeado. ¿o no? Primero era uno pero tú le habías dado largas y por la gracia de Dios nos adelantó el trabajo con Mairon.
Víctor se despide con un beso, y con un gesto de cariño le toca la mejilla pero antes que se marche Liza pregunta,
—¿Es verdad que con lo que me dejó Guillermo pudiera invertir en todo el mercado que dejó Mairon?
—Sí, pero solo tendrás una parte. ¿por qué? ¿estás pensando sacarme del negocio?
—¿Como crees? ¿te estás volviendo loco?
Le lanza un beso y le guiña un ojo y Víctor se marcha. Liza se tira en la cama recordando a Guillermo, a la final después de tanto tiempo le había agarrado cariño, no aguantando la curiosidad busca por internet la noticia para saber como sucedió todo.
“Dos delincuentes al bordo de una motocicleta acribillaron a tiros a un comerciante de la localidad junto a sus dos acompañantes, los infortunados quedaron identificado como Mairon Cepeda, Samuel Hernández y Miguel Salazar. Los dos antisociales después de vaciar sus armas contra la humanidad de las tres víctimas huyeron velozmente del lugar, afortunadamente fueron avistado por una patrulla de la policía que pasaba por el lugar lo que genera una calurosa persecución, luego de producirse un intercambio de disparos, los dos antisociales caen abatidos por la comisión y estos fueron identificados como Guillermo Méndez, quien era profesor de una reconocida universidad de la localidad y Marcos Hernández estudiante del IX Semestre de ingeniería electrónica y era alumno de Guillermo Méndez, las autoridades hacen las investigaciones para esclarecer este hecho de sangre que enlutan a 5 familias”.

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