Mi cueva

Un día estaba en mi cama viendo las estrellas cuando de repente me pregunto… ¿A la mierda, dónde está el techo?

Era una mañana fresca, pero aunque el sol aun estaba oculto prometía salir inclemente, el agua del lago estaba tranquila, parecía un espejo gigante, a lo lejos iba una lancha, posiblemente fuesen pescadores o era la guardia costera, No se distinguía, solo se veía que era una lancha. Samuel escucha ruidos a su alrededor parecían voces, solo esperaba no ser visto, no quería ser molestado porque necesitaba pensar, vuelve a escuchar, y en efecto eran voces, las sentía más cerca, se resiste a mirar para no llamar la atención, él estaba seguro que la palmera donde estaba sentado lo protegía de cualquier curioso que pasara por el lugar. Las voces en cada momento las sentía más cerca, mira de reojo y logra distinguir que eran dos personas, un adulto bien entrado en año y un joven, como de aproximadamente quince años, un poco más o un poco menos, cuando estaban más cerca alcanza a escuchar lo que le venía contando el señor al joven, “En un gobierno de izquierda el gobierno tiene el control de

A ndrés, caminaba de un lado a otro de su estudio como parte de su ritual privado que realizaba cada vez que se iba a dedicar a escribir, eso lo ayudaba a relajarse y a transportarse a ese mundo intangible donde daba rienda suelta a su imaginación, pero inoportunamente, ese día no encontraba la inspiración necesaria para su nueva creación, manejaba un personaje principal llamado Guillermo, pero no encontraba la orientación, el hilo de la historia, y eso lo mantenía un poco frustrado. Se detiene en uno de los rincones del estudio, donde tiene un gran espejo pegado a la pared, mira su reflejo y allí se queda contemplándose, dura mucho rato en esa posición hasta que su reflejo deja de ser el de él y aparece Guillermo. —¿Qué te sucede Andrés? —No sé como narrar tu historia. —Pero es simple, es como la de muchos hombres. —Entiendo, pero, ¿qué fue lo que pasó? ¿Qué pasó con ella? —Tú lo debes saber mejor que yo. —Pero necesito que tú me lo cuentes, porque solo sé que ell